La vida, pensé, ha de tener al fin razón siempre; y si la vida su bulrlaba de mis sueños, habran sido necios mis sueños, decia yo, y no habran tenido razón.
Me fije con todo interés en la llamada vida, en mis vecino y en mis amistades, medio centar largo de eprsonas y de destinos, y entonces ví, Harry, que mis sueños habían tenido razón, mil veces razón, l mismo que los tuyos. Pero la vida, la realidad, no la tenía.